
IGF-1 LR3 1mg
Peptido
€60.00€55.00
Agotado
¿QUÉ ES EL IGF-1?
El factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) es una proteína vital que juega un papel integral en el crecimiento y desarrollo humano. Esta proteína recombinante humana, que pertenece a la familia de los factores de crecimiento insulínico, consta de 70 aminoácidos y funciona de manera similar a la insulina. Está involucrada en la regulación de varios procesos corporales, incluyendo el crecimiento celular, el desarrollo y la diferenciación, a través de vías endocrinas, autocrinas y paracrinas.
Uno de los aspectos intrigantes del IGF-1 es su conexión con el envejecimiento. Las investigaciones sugieren que las mutaciones en el gen del IGF-1 pueden aumentar la longevidad en animales de laboratorio, lo que destaca su posible impacto en la longevidad. En los niños, el IGF-1 es esencial para estimular el crecimiento y la diferenciación celular, mientras que en los adultos, continúa ejerciendo efectos anabólicos, promoviendo el crecimiento y mantenimiento de los tejidos.
El IGF-1 opera dentro de una red compleja de factores de crecimiento, receptores y proteínas de unión que median la proliferación, diferenciación y apoptosis celular. Estos factores de crecimiento son proteínas de bajo peso molecular presentes en casi todos los tejidos, donde regulan la división, el crecimiento y la migración celular. En la piel, por ejemplo, son cruciales para la migración y el desarrollo de las células epiteliales y estimulan la división celular.
A menudo llamado somatomedina C, el IGF-1 sirve como un mediador clave de los efectos de la hormona del crecimiento (HGH). Se produce principalmente en los hepatocitos del hígado en respuesta a la estimulación de la hormona del crecimiento. La producción de IGF-1 por parte del hígado está influenciada por varias hormonas, incluyendo esteroides sexuales, hormonas tiroideas, glucocorticoides e insulina. La insulina, los andrógenos y los estrógenos tienden a aumentar la secreción de IGF-1, mientras que los glucocorticoides la inhiben. Esta interacción explica la sinergia entre estas hormonas en los procesos de crecimiento y desarrollo, y el impacto inhibidor de los glucocorticoides en el crecimiento y la pubertad.
A lo largo de la vida, los niveles de IGF-1 fluctúan, alcanzando su punto máximo durante la adolescencia y disminuyendo durante la infancia y la vejez. A pesar de estas variaciones, el IGF-1 sigue siendo una hormona anabólica crucial. Es secretado por varios tejidos, siendo el hígado la fuente principal, liberando IGF-1 en el torrente sanguíneo para actuar como una hormona endocrina. Otros tejidos, como las células del cartílago, también secretan IGF-1, donde funciona localmente como una hormona paracrina.
En los últimos años, el IGF-1 ha llamado la atención en el mundo del deporte como un agente dopante, apareciendo en numerosos casos de dopaje de alto perfil. Su capacidad para mejorar el crecimiento y el rendimiento lo convierte en una sustancia de interés y preocupación en las comunidades atléticas.
